viernes, 23 de agosto de 2013

23 AGOSTO 2013

Viernes, 23 de Agosto de 2013




2013
1991
Ana Velázquez es penalizada con su primera multa de tráfico haciendo así un borrón en su inmaculada trayectoria como conductora.
Boris Yeltsin, presidente de la Federación Rusa, firma un decreto que suspende las actividades del Partido Comunista soviético (PCUS) e incauta sus bienes.
1927Los anarquistas de origen italiano Nicola Sacco y Bartolomeo Vazentti son ejecutados en la silla eléctrica en la cárcel de Boston.
1926Real decreto por el que se aprueba el Código de Trabajo, el primero que se dictó en España. Muere el actor italiano Rodolfo Valentino.
1913Se coloca la escultura en bronce de la Sirenita en el puerto de Copenhague.
1902Bufalo Bill (William F. Cody) es nombrado responsable de la salvaguarda del bisonte en todo el territorio nacional de Estados Unidos.
1866Firma del Convenio de Praga, que puso fin a la guerra entre Austria y Prusia.
1789La Asamblea Constituyente establece la libertad religiosa en Francia.
1572Matanza de hugonotes en la llamada Noche de San Bartolomé en Francia.
476El bárbaro Odoacro destituye a Rómulo Augústulo, el último emperador romano de Occidente.


Buaaaa, buaaaaa, se me han acabado las vacaciones !!!!

Pero bueno, de vuelta al trabajo sólo nos queda el pequeño pero gratificante escape de la escritura de cuentos. Así que, de nuevo otras cinco palabrillas:

LANGOSTA
TABERNA
SUMERGIBLE
RECUBRIMIENTO
LLUVIA

Vamos chic@s que cuando lleguemos a 200 cuentos (por ahora vamos por 140 aproximadamente) tendremos una sorpresa.


8 comentarios:

  1. PREFIERO LA LLUVIA
    La fina y gélida lluvia se colaba por cada una de los huecos que dejaba el impermeable y entumecía su cuerpo. Llevaban más de una hora tratando de encontrar la grieta en el recubrimiento exterior que, aunque imperceptible a la vista, habían detectado los sensores de presión del sumergible.
    Aún en estas condiciones le encantaba su trabajo. Sin duda prefería estar aquí, en el mar de Norte preparando una inmersión a gran profundidad, que en la calidez de una taberna con un vaso de vino o tumbado en una hamaca comiendo langosta en un resort de “todo incluido” del Caribe.

    ResponderEliminar
  2. NO ES SOLO LA LLUVIA…

    Todo me sale mal. Con esta lluvia inclemente los remaches del bolso que me compré en el mercadillo han empezado a perder su recubrimiento dorado, y el reloj “sumergible a 50 metros” ha dejado de funcionar. Para colmo, la langosta que comimos en aquella pequeña taberna del puerto me ha dado alergia. ¡Qué desastre de vacaciones!

    ResponderEliminar
  3. Mi taberna favorita.

    Quedamos en aquella taberna tan especial para mí, quizás no es buena idea tener una cita a ciegas en uno de tus bares favoritos. Pero en este lugar me encuentro cómoda, y si el desconocido no viene a la cita, siempre puedo tomarme una cerveza tranquilamente y disfrutar de la música.
    No tengo experiencia en esto de quedar con desconocidos, pero pensé que mejor llegar 5 minutos tarde que ser la primera. Al entrar en el local, eché un vistazo. No vi a nadie en la barra con un libro en la mano de Reverte.
    Antes de empezar a pensar en el plantón, toda digna me acerqué a la barra, pedí mi cerveza y comencé a sumergirme en la lectura de mi novela “El tango de la guardia vieja”.
    Al terminar el capítulo siguiente y visualizando el baile de ese tango de los protagonistas de la novela, dirigiendo mi vista a la ventana observé que la lluvia comenzaba a caer. Parece una señal de que las cosas no van a ser perfectas.
    Han pasado otros diez minutos, tomo un trago de mi cerveza y dejando el libro a un lado, saco mi móvil y veo si tengo algún mensaje. -“Me retrasaré un poco, prometo que no más de 30 minutos. Trabajo, lo siento”.
    Al leerlo, me riño a mí misma por no revisar el móvil antes de salir de casa. Que torpeza.
    En ese momento alguien por detrás se está acercando, escucho decir ¿Carlota?
    Me giro ligeramente y nuestras miradas se encuentran. Salto de mi taburete para acercarme, y darle dos besos y sonriendo le digo, -Si. Esa soy yo. Es inevitable, nos miramos de arriba abajo ambos, instintivamente.
    De momento lo que veo me gusta. Y su voz … es como la de un locutor de radio.
    Pide otra cerveza me invita a que vayamos a una mesa y con nuestros libros de Reverte en la mano y nuestras cervezas nos dirigimos hacia dentro del local.
    Hay dos tipos de mesa, las pequeñas redondas del centro de la sala y las cuadras con asientos con un recubrimiento de piel en los laterales. No se sabe cuál es mejor, como soy yo la primera, me pongo en una de los laterales, no me gusta estar en el centro de la habitación, esté lleno o vació el local, soy chica de barra!! Y suspiro.
    Así nos conocimos, fue una noche muy divertida de conversaciones interesantes y miradas que delatan ese interés incontrolable que se tiene cuando alguien te gusta y te sorprende.
    Al acompañarme a casa, ya no llovía. Era una noche perfecta, no hacia frio. Solo el frescor suficiente que te hace sentir bien. Al llegar a mi portal, me dio un beso interrumpiendo mi charlita. La sorpresa hizo que mi cuerpo temblara. Mmmm que gusto.
    Mirándonos a los ojos, me dice, es tarde. Mañana si no tienes nada que hacer te vengo a buscar y te invito a comer. Conozco un lugar perdido en estas tierras para comernos una langosta espectacular que nunca olvidarás.
    A las 14:00 te recojo. Y sonriendo nos despedimos hasta el día siguiente.

    ResponderEliminar
  4. LA LLUVIA COMO ALTERNATIVA

    Mientras sus padres se atiborran de langosta en la taberna, los chavales chapotean dentro de los enormes charcos producto de la lluvia incesante de los últimos días. Bien pertrechados con botas, chubasqueros y gorros con recubrimiento impermeable, exponen a las gruesas gotas de agua los relojes de la primera comunión, sabiendo que, a menos que consigan despistarlas, sus madres jamás les permitirán comprobar si son sumergibles de verdad.

    ResponderEliminar
  5. TURISMO SUMERGIBLE

    Antes de nada me gustaría presentarme, soy Lawrence Timothy Langosta, más conocido por todos como Larry La Langosta.
    Mi trabajo como salvavidas en la Goo Lagoon de Fondo de Bikini me permite tener una vida cómoda y sedentaria, al contrario de otros de mi especie que por su carácter nómada no paran de andar de aquí para allá, recorriendo los fondos arenosos del océano en fila india como si de un tren se tratase.
    Ese día no había nadie a quien vigilar en el Goo Lagoon debido fundamentalmente a la fina lluvia que nos había traído una borrasca activa. Por tanto, allí me encontraba yo, subido a mi puesto de vigilancia, embadurnado con un recubrimiento de protección solar, esperando ávidamente que el sol volviese a asomar y mi piel pudiese recibir sus cálidos rayos y así no perder mi adorable bronceado rojizo, porque no olvidemos que soy una langosta azul y sólo yo soy capaz de mantener este bonito color en todo mi cuerpo.
    Cuando de repente, un destello cegó mis sensibles ojillos. Sin mover ni una sola de mis cortas patitas traté de acostumbrarme a la brillante luz. Cuando empecé a distinguir de nuevo los colores y las formas, el pánico se apoderó de mí, porque a no más de veinte centímetros de mi nariz se encontraba el objetivo de la cámara sumergible de un turista submarino. Sin que hubiesen pasado un par de segundos, volvió a dispararse el flash del horrible artilugio. Esta vez sí consiguió hacerme caer desde lo alto de mi puesto de vigilancia.
    Nunca jamás en mi vida he pasado tanto miedo, pero ahora que os la he contado, esta historia debe quedar como un secreto únicamente entre vosotros y yo. Tengo una reputación en Fondo de Bikini que no puedo arruinar.

    ResponderEliminar
  6. LLUVIA PASAJERA
    Las huellas de mis pisadas desaparecían bajo la lluvia, la cual también había hecho desaparecer el recubrimiento impermeable de mis botas, por lo que a cada paso sentía la humedad cada vez más y más en mi interior. Me resistía a reconocer que la lluvia era una causa puntual, que los años dedicados a las capturas nocturnas en el lago cual sumergible habían hecho mella en mi salud.
    Me repetía una y otra vez que era una dedicación transitoria aún 20 años después de mi primer furtiveo en el lago, seguía engañándome, autoconvenciendome de que era una fuente de ingresos temporal, a pesar de seguir siendo la única.
    Absorto en ese pensamiento golpeé la puerta trasera de la taberna y mientras esta se abría, como si fuera un ente con vida propia, marque un cuatro con los dedos de mi mano libre, la respuesta fue afirmativa. El rápido intercambio de la bolsa que portaba con las langostas y el dinero que recibí hizo que mis pensamientos sobre mi modo de vida quedaran suspendidos. Pensamientos pasajeros, lluvia pasajera…

    ResponderEliminar
  7. La taberna y la noticia
    Juan removía nervioso la copa de vino que tenía en la mano. La vieja taberna en la que había quedado con su hija Natalia le parecía un sitio poco apropiado para recibir una noticia. Quizás es que estoy solo nervioso, pensó. A mis casi 80 años, cualquier cosa relacionada con mi hijita me pone nervioso. Una noticia importante, le había dicho ella cuando quedaron a comer tan sólo un par de horas antes. A su alrededor, todo transmitía tranquilidad. Una pareja en la mesa al lado devoraban arroz con langosta. En la tele, James Bond se metía con una rubia en un sumergible. La lluvia golpeaba rítmicamente el quicio de la ventana.
    Al fin apareció por la puerta. Juan volvió a sentir esa mezcla de ternura y decepción que era tan familiar cada vez que pensaba en su hija. ‘Le dimos la mejor educación, fue a las mejores escuelas, a la iglesia todos los domingos, no entiendo cómo sigue con esos pelos, esas ropas… Con más de 30 años y sigue siendo la misma adolescente caprichosa de siempre…’ Ambos se besan y sonríen como tantas veces lo habían hecho, como dos extraños que se quieren pero no se comprenden.
    Tras el primer plato y un poco de charla intrascendente, Natalia se pone seria. ‘No te lo vas a creer, papá, pero por fin he sentado la cabeza. He conocido a alguien, y nos vamos a casar. Vamos a tener un hijo.’
    ‘Dios mio, hija, qué contento me pones. Tu madre, que Dios le tenga en su seno, estaría tan feliz… Ya sabes la ilusión que le hubiera hecho vernos a ti y a mi abrazados camino del altar…’
    ‘Papá…’ Natalia dudó. Ella nunca dudaba cuando se enfrentaba a su rígido padre. ‘Papá, no va a haber altar, ni flores, ni iglesia. Esta boda no va a ser como la esperas’. ‘Bueno, hija, una iglesia, un ayuntamiento, qué más da, una boda es una boda le pongas el recubrimiento que le pongas; pero dime, quién es tu novio, ¿le conozco? ¿cuándo me lo vas a presentar?’ Juan se aceleraba. La ilusión desbordaba su vieja y arrugada cara y Natalia estaba petrificada. Apuró la copa de vino, cerró los ojos y lo soltó: ‘No es mi novio, es mi novia y se llama Gloria. Está embarazada de dos meses, gracias a un donante y un tratamiento’.
    Juan no fue capaz de oir más. Tampoco fue capaz de ver a su hija cogiéndole de las manos ó gritándole preocupada mientras todo se le desvanecía y el se deslizaba, sin fuerzas, por la silla hacia el suelo…

    ResponderEliminar
  8. UNA LANGOSTA PODRIDA

    Solo a mí se me ocurre llevarle a una taberna de mala muerte a comer una langosta.

    Debería haberme dado cuenta de su falta de higiene y su mala pinta, pero ....los precios eran tan económicos que ni lo pensé dos veces.La lluvia que caía de forma intermitente fue determinante en mi decisión de entrar en el local. Hacia frío y yo tenía mucha hambre. No tenía ni un paraguas, ni un triste impermeable para guarecerme de las finas gotas que calaban todos mis huesos. Ví la vitrina con la langosta sumergible que parecía gritarme: cómeme, cómeme, pero como soy persona precavida mi amigo especial tuvo el gran honor de probarla antes y aquí nos encontramos ahora. En este triste tanatorio, junto a su cadaver, mientras la lluvia golpea los cristales. Sus cenizas las esparciré al mar en un recipiente sumergible con el recubrimiento de su bandera del Atlético --su equipo del alma-- y prometo por Torrente y el Fary --mis debilidades-- que nunca jamás pisaré esa taberna de mala, mala, mala muerte.

    ResponderEliminar