sábado, 5 de septiembre de 2015

04 SEPTIEMBRE 2015

Viernes, 4 de septiembre de 2.015
[San Bonifacio I, San Caletrico de Chartres, San Fredaldo de Mende, Santa Ida de Herzfeld, Santa Irmgarda de Süchteln, San Marcelo de Chalons-sur-Saone, San Moisés profeta, Santa Rosa de Viterbo, Santa Rosalía]




1994Los propietarios del Teatre Liceu de Barcelona lo ceden a las instituciones públicas.
1991Se inicia la guerra civil entre Serbia y Croacia
1986El líder palestino Yaser Arafat reconoce por primera vez el derecho a existir del estado de Israel.
1982China abandona oficialmente el maoísmo en el Congreso comunista chino celebrado en Pekín.
1970Salvador Allende gana las elecciones en Chile.
1951Se inaugura el cable coaxial que permitió la primera transmisión de TV transcontinental en los Estados Unidos.
1941Comienza el bombardeo y asedio alemán de Leningrado (San Petersburgo) que duraría 900 días. 
1932Comienza en Viena la Conferencia Mundial de la Paz, a la que asisten 80 delegados de 14 países.
1888George Eastman patenta el primer rollo de película y registra la marca Kodak.
1886Gerónimo y su tribu se rinden al ejército norteamericano en E.E.U.U
1882Se inaugura la primera red de iluminación eléctrica en Nueva York.
1535Saqueo de la ciudad de Mahón por el pirata Barbarroja.
[Fuente: efemerides.net]


Sinceramente, no tenía ni idea de que poner hoy en esta entrada, así que vi la frase y dije: "porque no... este septiembre tiene que sorprendernos."

Pasan tantas cosas en el mundo, tan deprisa y con tanto calado histórico que hemos perdido gran parte de la capacidad de sorprendernos.

Y  con ello hemos perdido la capacidad de volver a enamorarnos de la vida y de sus hermosos matices, de sus colores y de las millones de cosas que nos ocurren.

Desde aquí sólo os pido que nunca, nunca, NUNCA (os he dicho que nunca) perdáis vuestra capacidad para sorprenderos diariamente, de lo que sea, de cualquier cosa, de la más insignificante, de la más colosal.

Ufff.. qué profundo que he vuelto.

Esta será la última entrada enlatada de la temporada, pues a partir de la siguiente ya las podré realizar en vivo y en directo.

Mientras esperamos, aquí llegan las cinco nuevas palabras:

HUELLA
HILOS
MEJILLA
TORCER
COLORES

"A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota."
Agnes Gonxha Bojaxhiu, Madre Teresa de Calcuta

5 comentarios:

  1. LOS COLORES DE QUÉ BANDERA
    En la foto hay un niño tendido en una playa, pequeño, solo, inerte, caído como una marioneta a la que le han cortado los hilos. Su carita está hundida en la orilla, boca abajo, y el agua le acaricia las mejillas con espuma y ternura, como los brazos largos de una madre líquida que le espera en el fondo, ven, le dice, vuelve conmigo, yo velaré tu sueño eterno, e intenta limpiarle la arena que le entra por los ojos y la boca, pero no puede, y le canta una nana de olas de mar. A veces las cosas se tuercen, le dice. Ven. Ven.
    Pero el niño no va, porque está muerto, y otros que no son su madre se lo llevan a donde se llevan los muertos que se entierran en sitios secos. Cuando retiren su cuerpo de la orilla no quedará más huella que la que deje su rostro en la arena los segundos breves que tarde el mar en lamerla y devolverla a su sitio, los mismos segundos que el mar de la información, de la actualidad, de los sucesos, nos tape a nosotros con otras noticias que caen como arena. A veces más impactantes. A veces no.
    Y olvidar. O mirar a otro lado. Que, en el fondo, es lo mismo.
    Y yo me pregunto quién ha ganado en esta batalla, quien es el vencedor en esta guerra, los colores de qué bandera se defienden llenando el mar de niños y madres arrancados de los brazos de quien les quieren. Me pregunto si los que aprietan el gatillo han visto a sus hijos tragados por el mar. Si sobre las niñas violadas se retuercen hombres que vieron a sus madres violadas por otros hombres que se retorcían sobre ellas mientras pensaban en sus madres, también violadas. Si los generales que ordenan asaltos tienen grabadas en sus retinas la imagen de sus padres troceados a machetazos, y si han intentado huir de una aldea en llamas, huir, huir resbalando entre sangre y entrañas. Me pregunto si aquellos que se enriquecen vendiendo armas tienen miedo. O vergüenza. Me pregunto si las personas que saben que duermen al lado de los que venden armas tienen vergüenza. O miedo.
    Hoy el mar es más salado por las lágrimas de los que lloran desde dentro. Yo también lloro. Y mis hijos me preguntan por qué y se lo explico y no lo entienden, y besan con sus bocas pequeñitas mis mejillas saladas como las del niño que yace muerto y solo en la orilla de una playa. No lo entiendo, me dicen.

    Y yo tampoco, hijos, y yo tampoco.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. LOS COLORES DEL MAR!!

    La mezcla de emociones que siento al subir al velero, sentir el viento, tocar el agua, tirarme de cabeza en cualquier cala o en alta mar. Al amanecer o en plena noche. Donde quieran llevarme mis capitanes, yo me apunto.
    Todos los lugares son especiales, cada día es diferente, por la luz, por el clima por la compañía…
    Siempre me ha gustado el mar, el del norte, el del sur, al este y al oeste. Con mareas, con olas o sin ellas. El agua fría o templada. Sus rugidos y su calma. Sus colores profundos en mi norte, y claros y transparentes en mi Mediterráneo.
    Pero las veces que he estado por el Mediterráneo, algo se ha transformado en mí. Si busco esas huellas que ha ido dejando cada viaje, las encuentro en mi caja de recuerdos. Es verdad que hay veces que vas torcido, porque estas torcido. El ánimo no es el mejor, pero entonces llegas a Formentera, al atardecer, sientes en tus mejillas esos últimos rayos de sol. Miras al horizonte y pones los dedos de la mano, para ver cuánto tiempo de luz queda. Observas como fondean, como se prepara todo para poder pasar la noche. Cómo se estudian los vientos, el fondo de la playa buscando un claro donde poder echar el ancla, las distancias con el resto de veleros, la playa para descubrir cómo es desde ese punto de vista privilegiado. Poder mirarla desde el mar. Con ojos nuevos, ojos de aventurero.
    Mis capitanes me han llevado por las Pitiusas, por Menorca. Me han hecho mirar al cielo, mientras susurraban los nombres de las estrellas.
    Hemos buscado respuestas en los libros, en las canciones en los momentos compartidos.
    Todos esos momentos están en mi cajita de recuerdos, ya forman parte de mi forma de mirar el mundo!
    Me he sentido con la alegría de una niña, al descubrir tantas cosas nuevas, la más valiente, por no tener miedo a esas emociones. La más afortunada por tener estos amigos, la mejor amante por amarlo todo. La más soñadora por vivir un sueño.
    Son emociones fuertes, intensas. No están sujetas con hilos frágiles que puedan hacerlas desaparecer.
    Así son mis mares, mis veleros, mis veranos, mis recuerdos!

    ResponderEliminar
  4. COLORES DE PASIÓN

    El amor siempre surge de semillas de opuesto signo: el fuego y el agua, el sol y la luna, el frío y el calor, el color rojo y el color verde.

    Desde siempre, desde que tenía memoria, desde que se vieron por primera vez, sabía que lo suyo iba a ser un amor imposible, un amor eterno, un amor para siempre o para nunca.

    Le era difícil aceptar que jamás estaría junto a ella, le era difícil entender que debían permanecer separados aun cuando le amaba tantísimo. Solamente pasaba una milésima de segundo viendo al amor de su vida, y miles de horas pensando en ella.

    Les separaba un abismo, un río de frenético movimiento, un universo repleto de actividad, un espacio infinito. Un dios omnipresente movía maliciosamente los hilos para que su separación fuese cada vez más dolorosa, más dura y más intensa y atormentada.

    Esperaba tiempos infinitos pacientemente, firme y tieso como una vela hasta el instante en el que empezaba a escuchar el trinar de los pájaros en el aire. Entonces le embargaba una timidez enfermiza que le encendía las mejillas de color carmesí, le inflamaba el cuerpo de un rojo intenso y se escondía, se hacía pequeñito y desaparecía de su vista sin dejar huella. Pero desde su escondite la veía aparecer, brillando como una estrella, con el gesto grácil de una bailarina mientras marcaba una acentuada zancada al caminar.

    Durante todo ese precioso instante, los pájaros no dejaban de cantar: pio, pio, pio… creando la banda sonora de su pasión, sus trinos acompasados se tornaban música celestial en sus oídos, los cantos sonoros de las aves enlatadas que hacían torcer el gesto al mundo, a él le enloquecían de amor. El cambio en el compás del gorjeo anunciaba que la perdería de vista de nuevo. Dejaba de verla por momentos, ahora porque se cruzaba por detrás de la multitud, ahora porque desaparecía como en un parpadeo.

    Entonces ella desaparecía definitivamente y él, volvía a salir de su escondrijo, con su imagen aún grabada en la retina, buscando su silueta desconsoladamente en la lejanía. Pero no estaba. Se había ido.

    Triste, plantado de nuevo al borde de la acera, el muñeco rojo del semáforo esperaba resignado, rendido, sumiso y dócil a que los pajaritos volvieran a sonar y apareciese de nuevo ella, en la acera de enfrente, con su paso firme, de color verde esperanza, activa y viva, como son todos los muñecos verdes de los semáforos.

    Se dio cuenta que lo más difícil no es esperar, sino esperar sin que su amada supiese que esperaba. Realmente estaba en un lugar que no era el suyo, su lugar estaba a su lado.

    ResponderEliminar