viernes, 28 de agosto de 2015

28 AGOSTO 2015

Viernes, 28 de agosto de 2.015
[San Agustín, San Alejandro de Constantinopla, San Edmundo Arrowsmith, Santa Florentina de Sevilla, San Hermes, San Julián de Brivet, San Moisés Etíope, San Pelagio de Constanza, San Restituto de Cartago, San Vicinio de Sarsina, San Viviano de Saintes]




1997Se descubren en Cantabria pinturas rupestres más antiguas que las de Altamira.
1991Gorbachov firma un decreto por el que disuelve el KGB.
1985Los alpinistas Cadiach, Sors y Vallés, con tres sherpas, alcanzan la cima del Everest por la arista noroeste del Tibet.
1963Más de 200.000 personas se manifiestan en Washington contra la discriminación racial.
1945Comienza la ocupación aliada de Japón durante la II Guerra Mundial.
1929El dirigible Graf Zeppelin completa su primera vuelta al mundo en 20 días y 4 horas.
1922Se emite en Estados Unidos la primera publicidad radiofónica.
1920Se reconoce el derecho al voto femenino en E.E.U.U
1903Se funda la Harley-Davidson Motor Company.
1828Uruguay es declarado estado independiente mediante la Convención Preliminar de Paz.
[Fuente: efemerides.net]


Como sabéis de la semana pasada, estas entradas están creadas en diferido, por tanto es posible que no traten temas de actualidad.

Es decir, si ayer mismo cayó un meteorito que está exterminando la vida sobre la tierra, siento no poder hacerme eco de tan importante noticia, porque esta entrada se creó hace un par de semanas.

Pero en un alarde de imaginación y videncia, supondré que lo del meteorito es cierto....

ME CAGO EN LA MAR SALADA... Nos quedan escasas horas para escribir nuevas historias en el blog. Como imaginareis, el meteorito que cayó ayer en Filipinas hará que la vida sobre la tierra se extermine, así que no perdáis el tiempo en despediros de vuestros seres queridos ni nada de eso que sale en las películas... es el momento de escribir una nueva historia en Cuentos Casuales para que queda recogida para la posteridad.

Aquí tenéis las cinco nuevas palabras... Corred, daros prisa:

ESCOGER
VERDE
OSCURECER
VIEJA
LUNA

En estos momentos de asueto, ni se os ocurra perder el tiempo en otra cosa que no sea escribir una historia....

Solo hay dos cosas que podemos perder: el tiempo y la vida la segunda es inevitable la primera imperdonable.
José María Franco Cabrera

3 comentarios:

  1. NO NECESITO ESCOGER


    No, por favor, no me hagas escoger. No quiero. No puedo. No soy capaz de decidirme. Quiero tenerlo todo.

    “Elige, ¿la noche o el día?...” No sabría decidirme, necesito las dos cosas, necesito ver amanecer de la misma manera que necesito ver como se oscurece el día. Necesito tenerte a mi lado con los primeros rayos del sol y necesito ver tu silueta recortada por la luz de la luna en la penumbra de la habitación, para recordarte cuando cierro los ojos vencido por el sueño.

    “Elige, ¿cuál es tu color favorito?...” No tengo un preferido, necesito todo el arco iris. Necesito el rojo cálido y el azul frío. El dorado del tu piel, el verde de tus ojos, el castaño de tu pelo, el coral de tus labios, el azul profundo de tu alma y el rojo de tu pasión.

    “Elige, ¿a quién quieres más, a papá o a mamá?...” La famosa pregunta tan vieja como la mismísima existencia. Pero los he necesitado a ambos, sin los ellos dos no habría llegado a ser el que soy, a estar donde estoy, a conocerte como te conozco y a amarte como te amo.

    Pero si me haces elegir, sin dudarlo, te elijo a ti.

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  2. GRITANDO A LA LUNA

    Es una noche fresca, o quizás soy yo la que tiene algo de frío?
    Saco del armario tu vieja chaqueta para sentirte, para simular tu abrazo, tu presencia. Para volver a sentirme segura.
    Hubo un tiempo que no sabía dónde estaba esta vieja chaqueta, y se oscureció mi alma, no era capaz de salir de cada encrucijada. Siempre hay que escoger, eliges en cada minuto, en cada hora.
    Qué me pongo hoy? El pantalón azul o la falda verde con los taconazos?
    Con quién me voy a tomar un café? Con un amigo más cercano que quizás perciba mi estado de ánimo, o con un compañero para avanzar después de la reunión?
    La verdad es que mi corazón está cerrado. Nada siento, nada me hace vibrar. Volveré a sentirme realmente fuerte por las emociones que vivo?
    Qué difícil lo veo…
    Luna llena, así me siento!! Es un símbolo como la chaqueta. La luna a veces me hace ser valiente, como una loba soy cazadora en busca de lo que necesito. Recuerdo momentos, en los que al mirar la luna, y después mirarte a ti, notaba el fuego en mi interior. La imaginación era tan rápida que muchos sueños no llegamos a vivirlos. Entonces, tampoco importaba mucho, había tiempo para todo, supongo que cuando eres feliz no eres consciente del tiempo. Das por hecho que siempre será así, faltarán otras cosas pero no TIEMPO. Otras, por el contrario hace que me refugie, me sienta triste y no pueda encontrar las fuerzas para mirar con alegría al cielo. Es como quedarme paralizada, sin saber dónde ir. Y en ese momento, solo existe el tic tac del reloj, lento, pausado, monótono.
    Me acurruco en tu chaqueta, que casi es como un abrigo para mí, vuelvo mi mirada a la luna y gritando con toda mi alma… sale de mí con toda la rabia contenida: - BASTAAAAA

    Agotada, por la adrenalina entro en la casa, me pongo mi me mejor camisón y decido, que nada pasará si no se participa, ahora hay que moverse y mirar al mundo!!

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  3. EL VESTIDO VERDE
    Con la piel erizada de sal y de arena, Lita entra en la ducha, y canta. Hoy, como ayer, como antes de ayer, como el otro y el otro antes de ayer, ha sido un día de playa perfecto, con amigos y risas y cabriolas en el agua, con bromas y miradas y roces más que intencionados, un día intenso de sol y juventud rabiosa que brota por los poros. Lita lo recuerda en medio de un festival cosmético que la prepara para la cena de esta noche. Y para la de mañana, y para la de pasado mañana, en un verano dorado y perenne. De nuevo le esperan amigos, carcajadas, bromas, roces y miradas, la felicidad en bruto, sin matices, rompedora, pujante, descarada. Y toda para ella.
    Con los estudios finalizados en un junio tan remoto que parece de otro año, el mayor problema de Lita a mediados de agosto radica en escoger el vestido perfecto para combinar con los zapatos. O al revés. Elegir entre dejarse el pelo liso o trabajarse unas ondas voluptuosas que capten todas las miradas, como en el anuncio. Decidir cuántos minutos debe hacer esperar a Santiago después de que toque el claxon, y bajar taconeando las escaleras con aires de duquesa para entrar en el coche y que le mire con esos ojos infinitos que le matan y le dan la vida. Reír alrededor de una mesa, bailar y vencer la noche, aspirar entre brazos amantes el aroma dulzón de los jazmines. Esos son los grandes problemas de Lita.
    Si la vida es una noria, Lita está en el vagón más alto. Desde allí puede ver las montañas, azules de tan lejos, las praderas fértiles llenas de pequeñitas sombras blancas que pastan, tranquilas, el reflejo de un mar dorado, las eras preñadas de balas de heno listas para el invierno, tan azul, tan lejano como las montañas. Apenas ve las casas, minúsculas, que justo bajo sus pies se aprietan en perspectiva, ni los habitantes que las ocupan, ni sus raquíticas vidas de sueños exhumados, sus preguntas sin respuesta, sus problemas, sus terrores, sus hipotecas y sus condenas, sus compromisos, sus asfixias y su barro, mucho más arriba de los pies. No. Lita es joven, es guapa, popular, alta y delgada como su madre, morena, salada. Y si alzase el brazo, tocaría la luna.
    Llegará el día en el que la vieja rueda girará entre chirridos, y Lita verá con agonía cómo el suelo está cada vez más cerca. Las montañas oscurecerán sus azules, las reses abandonarán las praderas, el mar se tornará gris y helado, las balas ya no serán de heno, si no de ese material extraño y corrosivo del que se fabrica la melancolía. Las casas, que no la luna, estarán entonces al alcance de la mano, y las miserias hediondas que circulan por sus intestinos quedarán al aire y serán visibles a sus ojos espantados, le salpicarán y mancillarán su vestido, su corazón y sus zapatos.
    Pero ese día no es hoy. Lita se ducha y canta y piensa qué vestido ponerse ¿Quiénes somos nosotros para empujarla? Dejemos que la inercia haga su trabajo sin presión, sin premura, que el círculo dé vueltas y se cierre cuando el destino considere que es oportuno. Mientas tanto, permitamos que disfrute y vea la vida desde lo alto de la noria, tan arriba como no volverá a estarlo nunca.
    Suena el claxon. Espera tres minutos de reloj y baja haciendo sonar los tacones por la escalera, como una modelo consagrada, como una estrella de cine, como una aristócrata asediada por una legión de príncipes azules. Él la mira y ella muere y resucita, preciosa en su vestido vaporoso y verde, del mismo color que los ojos de Santiago.

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