viernes, 14 de marzo de 2014

14 MARZO 2014

Viernes, 14 de marzo de 2014
[San Arnaldo Abad, San Alejandro de Pidna, San Lázaro de Milán, San Leobino, Santa Matilde de Ringelheim, Santa Paulina de Fulda]


¡¡¡ARRANCA EL MUNDIAL 2014-2015 DE FORMULA 1!!!

Es una cosa inaudita y creo que debe ser algo relacionado con nuestro carácter español.

Será cosa del sol, del agua que bebemos o quizás del jamón serrano que provoca estos extraños efectos secundarios tan comunes de nuestra patria forma de ser.


¿Por qué ahora resulta que la Formula 1 es uno de los espectáculos más vistos en nuestro país cuando desde que el mundo es mundo nos ha importado un pito? Pues tengo dos posibles teorías:

PRIMERA
Tiene que salir un campeón español para que nos enganchemos a la modalidad deportiva como si fuese la cosa más importante en nuestra vida. Los claros ejemplos son Fernando Alonso en esto del motor, Nadal en el tenis o el ser, ahora que ganamos mundiales, mucho de la roja.
Pero la teoría se desmonta cuando resulta que tenemos grandes campeones que quedan en el ostracismo y el olvido.. léase: Mireia Belmonte, la selección de fútbol sala o Leire Olabarría, porque ahí están y las televisiones no narran sus gestas, ni la gente clama por ver natación, fútbol sala o ciclismo.
Lo que me llega a la teoría número dos...

SEGUNDA
Vivimos en MATRIX, y nos programan para que nos gusten lo que quieren que nos guste y dos anulan las cosas que quieren que no nos gusten. Señores y señoras, MATRIX es la televisión. Son ellos los que nos dicen lo que nos tiene y lo que no nos tiene que gustar y lo que tenemos y lo que no tenemos que ver y seguir.

Por tanto, para dejar de "atocinarnos"tratemos de hacer rodar a nuestras neuronas con cinco nuevas palabras:

SENTENCIA
PATEAR
VIVIR
VERDADERO
RETORCER

“Muchas veces las cosas que queremos expresar nos salen precisamente como no las queremos expresar.” - MATRIX

5 comentarios:

  1. VERDAD VERDADERA

    Estoy en estado de shock. Aún sigo tratando de explicarme cómo he llegado a esta situación. No me lo puedo creer. Es ciertamente la situación más increíble que podía suceder y me ha pasado a mi. La noticia que me acaba de dar el médico es tan impactante que ha sonado como una sentencia. Todo me da vueltas, las piernas me han empezado a temblar y no puedo más que sentarme en un banco de la calle, cubrirme la cara con las manos y recordar, entre sollozos, qué es lo que ha podido ocurrir.


    Retrocedo la historia a cuando era un niño. Siempre he sido muy delgado, casi esquelético. El niño al que se le gasta la típica broma de que no es necesario hacerle radiografías porque se le pueden contar las costillas a simple vista. Era la envidia de mis amigos más gorditos, porque mi delgadez no era porque no comiese; comía como una lima nueva, como decía mi madre. Llegó la época de los cambios adolescentes y realmente fue un cambio muy favorable. Gané mucha altura, apenas tuve acné, conseguí una voz grave y masculina y se perfilaron unos músculos justos para que, aún manteniendo mi delgadez, tuviese una figura realmente atlética.

    Seguía comiendo como un auténtico animal, de todo: sano e insano y en cantidades realmente escandalosas. Hoy unas verduras, mañana dos hamburguesas del Burger King, pasado un corderito asado y otro día una dorada a la sal. Pero mi metabolismo podía con todo.

    Empezar a trabajar me reportó una mejor posición económica y las visitas al Burger King se redujeron casi totalmente para empezar a conocer y vivir en primera persona otros placeres gastronómicos más adultos. La cerveza se empezó a convertir en mi bebida de referencia, los gintonics eran la mejor manera de terminar una buena comilona.

    Fue en ese preciso momento cuando conocí a Estela. Fue un verdadero amor a primera vista. Era feliz a su lado y compartíamos muchísimas cosas. Nos gustaba comer, nos gustaba beber y por supuesto nos gustaba el sexo... mucho, muchísimo sexo, a pelo, como a mi me gusta; como nos gustaba a los dos.

    Hace ahora más o menos cinco meses, en verano, nos aficionamos a frecuentar las terrazas de los bares que tanto proliferaban por la costa. Mi abdomen empezó a perder su firmeza y su tersura para comenzar a tomar una ligera forma curvada. Lo achaqué a los excesos veraniegos y a la edad, que empieza a no perdonar.

    Pero pasado septiembre, mi barriga cervecera estaba empezando a tomar unas dimensiones más que considerables. Me levantaba todas las mañanas con un mal cuerpo continuo. Me dolían las entrañas como si me pateasen el hígado y hasta que no llegaba al cuarto de baño, aguantaba tres o cuatro arcadas secas y vomitaba los pocos sorbos de café que había conseguido ingerir, no podía continuar mi vida normal.

    Estaba constantemente agotado. Me dormía en el tren de camino al trabajo y apenas servían tres minutos de cualquier programa de televisión para que roncase como un oso recostado en el sillón.

    El dolor de esta mañana, similar a como si te retorciesen los intestinos fue la última señal para acudir a urgencias.

    Acaricio mi barriga cervecera mientras las palabras del médico interino de urgencias aún retumban en mi cabeza: "Está usted embarazado".

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  2. APLICAR LA SENTENCIA

    La sentencia había sido unánime. Violación y homicidio en primer grado: cadena perpetua. Tendría que vivir el resto de mis días en la cárcel. Sin duda mi existencia en la cárcel iba a ser un verdadero infierno.

    Aún me retorcía de dolor en el suelo de las duchas, sangrando por varios orificios de mi maltrecho cuerpo. No sé que me dolía más, si el tronco pateado, la cabeza golpeada o mi virginidad mancillada.

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  3. LA SENTENCIA MAS FACIL

    Subo las escaleras de mi portal y abro la puerta de mi casa.

    Todo es gris. Barrio gris, escaleras grises, cuarto gris. Persona gris.

    Así me siento. Llevo siete años en este trabajo que me da para vivir pero no me reporta ninguna satisfacción verdadera. Madrugo todos los días. Como mecánicamente mi comida. Casi todos los días la misma. No tengo imaginación para cocinar. A veces los dolores de estómago son de tal intensidad que hacen que me retuerza. Entonces caigo en la cuenta de que llevo 15 días comiendo fabada de bote.

    Esto no es vivir, esto es arrastrarse por la vida.

    Así que me he cansado de seguir así. Voy a patear todo de una puta vez. Empezando por mi mismo. Me he juzgado, me he hallado culpable y me voy a aplicar la sentencia. No he escrito ni una carta. Nadie sabrá que pasó y así quiero que sea.

    Abro la ventana de mi cuarto, me subo al alfeizar. La noche se filtra a través de ella. Cojo aire. Respiro a fondo, casi llega a doler. Es entonces cuando pienso en las cosas que no haré. En los hijos que no tendré. En las lugares que no conoceré. En las personas que no me echarán de menos. Me entra un arrepentimiento súbito.

    No contaba con esta jugada de la conciencia. Pensaba que estaba tan cansada como yo de bregar con esta existencia gris.

    Pero no. En el último momento esta cabrona ha decidido hacerse presente. Y no me deja adelantar el paso hacia el vacío que hará que todo se termine. Yo quiero hacerlo pero ella maneja mis piernas. No quiero escucharla. ¡Calla! ¡¡Calla!!

    No hay manera. Es imposible. Grita más que yo. Me bajo de la ventana. Tengo hambre. Voy a ir a la cocina a hacerme una fabada de bote.

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  4. Sentencias!!

    Cuando era pequeña recuerdo que en muchas ocasiones nos poníamos a jugar al teléfono estropeado. En los campamentos, en el cole cuando nos juntábamos demasiados niños y nos querían tener tranquilos.
    Hay juegos que forman parte de vivir, quiero decir, que parece que se inventan porque forman parte de tu día a día.
    Cuando se divulga un rumor, da igual en que ámbito surja, profesional o personal ya tiene vida propia. Cualquiera puede patear la reputación de alguien contando una historia a medias o con la velocidad y entonación adecuada.
    La sentencia está echada. El hablar de lo que ha pasado, pasará o está pasando marca tanto la realidad como el hecho en sí. Puedes morir en un instante para alguien por un mal entendido, o todo lo contrario, crecerte como si tus actos hubieran significado la mayor hazaña del mundo.
    El teléfono estropeado forma parte de cada uno de nosotros, no hace falta ser cotilla. Todo viene a ti, no hace falta comentar, todo llega a ti como la verdad más verdadera del mundo.
    Ni si quiera tienes que retorcer la realidad, ya viene con la entonación que cada uno quiera dar o sale con el ritmo que tú mismo quieras transmitir.
    ¿Qué aprendíamos con el juego de pequeños?
    ¿Cuál es la realidad?

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  5. Vivirrrrr!!!

    Solo quiero vivir un poco!! Ese es mi lema. Que quiere decir, solo significa que soy valiente.
    Eso es lo que decidí un día al levantarme. No me da miedo preguntar, sentir, disculparme, acercarme, curiosear…

    Hay una sentencia verdadera: “Si no arriesgas, no ganas”.
    Siempre me lo recordaba mi gran amigo Ricardo. Y ahora que no está parece que he olvidado lo importante. Cuando nos contábamos la vida, lo que pasaba lo que sentíamos, siempre terminaba todas las conversaciones con esa frase.
    Sin patear a nadie, sin retorcer las situaciones. Solo la curiosidad y el palpitar nos guiaría a vivir nuestros sueños. Acción!!

    Iba condiciendo, y al escuchar el nuevo single de Coldplay, todo vino a mi memoria. Lo tomé como una señal. Tanta discusión, tantas palabras. A veces no hace falta hablar tanto, solo darse, mirarse, acompañar, cuidar. Cuidar cada día a quien te importa.
    Últimamente, he sido tan bruta. Siempre hay que ser capaz de crear momentos.
    Paro en la gasolinera, compro una botella de vino y en 10 minutos estaré en casa. Está a punto de llegar, ojala se retrase 5 minutos.
    Tiro las llaves, el abrigo. Escondo la maleta. Dejo la copa con la botella de vino en la mesa y con mi copa me dirijo al dormitorio.
    Me quedé dormida! No apareció. Son las 4 a.m. y no está. Voy en busca de mi bolso, mierda, no sé dónde he dejado el móvil. Con movimientos desesperados me dirijo a la cocina, no está, al salón, no está …
    Al ir hacia el otro dormitorio alguien me abraza por la espalda.
    Entre gritos y patadas consigo girarme, casi me muero del susto. Me abrazó más fuerte, y comenzó a besarme. Mezcla de ira, miedo y deseo… otro descubrimiento esa noche.

    Al despertar, me sentía tan bien. Al girarme en la cama para buscarle, no le encontré. Creo que viví una situación un poco de película.
    En el pequeño papel, que comencé a leer, pensando en te quieros y cosas así, me encontré algo que no podré olvidar jamás.

    -Volveré en unos días, pero siempre estoy cerca…

    Con mi sonrisa y con la tranquilidad de la alegría, encendí la radio, y Coldplay comenzó a sonar.
    Bailando me fuí a la cocina pensando en comer…
    -Que hambre tengo.

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