viernes, 20 de marzo de 2015

20 MARZO 2015

Viernes, 20 de marzo de 2015
[Santa Alejandra, San Arquipo, San Cutberto, San Daniel, San José Bilczewski, San Juan Nepomuceno, Santa María Josefa Sancho, San Martín de Braga, San Nicetas de Apolonia, San Urbicio de Metz, San Vulframno]



2003EEUU invade Iraq.
1956Tunicia alcanza la independencia de Francia.
1854Es fundado el Partido Republicano de los Estados Unidos en una reunión celebrada en la ciudad de Ripon en el Estado de Wisconsin.
1815Regresa el emperador francés Napoleón Bonaparte a París desde la isla de Elba a gobernar por los Cien Días.
1814Combate del Membrillar, entre las fuerzas realistas de Gabino Gaínza y las patriotas de Juan Mackenna, en el que estas últimas logran frenar temporalmente el avance del ejército realista rumbo a la capital chilena.
1804Batalla de San Mateo, de la época de independencia de Venezuela. El Libertador, Simón Bolívar comanda las tropas patriotas que derrotan a las realistas encabezadas por José Tomás Boves cerca de la población aragüeña del mismo nombre.
1602Establecen la Compañía Holandesa de las Indias Orientales.
1583El conquistador Juan de Garay y 40 españoles más mueren a manos de los indígenas mientras dormían al raso, en su viaje desde Buenos Aires hacia Santa Fe de la Vera Cruz.
2008Dia mundial del agua


¡¡ Hoy es puente !! (para el que lo tenga).

Se llama PUENTE al día que existe entre el fin de semana y el festivo y por lo tanto se convierte en no laborable para mucha gente y no trabajan ni el puente ni el día festivo.

Así que, para el que esté haciendo puente (o bank holidays en inglés), que lo aproveche para escribirse una historia con las nuevas cinco palabras (que últimamente tenemos el blog un poco "achuchao"):

ARROZ
CONTRABANDO
BUFANDA
LUCHA
MINUTO

Adelante mis muchachos!!!

3 comentarios:

  1. UN MINUTO DE LUCHA CONTRA EL HAMBRE

    Maruja luchaba por que las lágrimas que anegaban sus ojos no se llegaran a desbordar. A cuatro patas sobre el duro suelo del cobertizo, aguantando los empellones del sucio y sudoroso estraperlista, apretaba fuertemente contra su pecho los dos cuartillos de arroz que había conseguido de contrabando y que tan caros le estaban saliendo.

    La posguerra estaba siendo mucho más dura que la guerra en sí. En ese último año estaba siendo muy difícil conseguir un poco de comida. Y más para la familia de un rojo fusilado como era la de Maruja y sus tres hijos. En las tiendas de comestibles y en los hornos de pan no se despachaba nada. Sólo se notaba un poco de movimiento cada primero de mes, cuando daban el racionamiento.

    A Antonio le fusilaron en la tapia de la cárcel donde estaba preso. Confiando en el secreto de confesión del párroco, para liberar su alma, contó las atrocidades que había cometido en el frente; atrocidades por otra parte no menores que las que se habían cometido desde el otro bando. Al alba del siguiente día su cuerpo inerte yacía boca abajo con tres disparos en el pecho y uno de gracia en la sien. Estigmatizando de esta manera la existencia de su familia por los años venideros.


    Cada habitante tenía su libreta de racionamiento. Ésta tenía varios sellos que ponían: “Vale pan”; “Vale arroz, azúcar, aceite, patatas”. La de Maruja era tercera categoría; la de primera era para los ricos; la de segunda para las clases medias; y la de tercera para las clases más desfavorecidas, porque también para el hambre hay clases.

    El pan, que lo daban diariamente y consistía en un panecillo tan pequeño que no llegaba ni para el desayuno, era un pan negro, duro, insípido y malo, muy malo. El arroz, el azúcar, el aceite y las patatas se solía sustituir por cebollas, nabos y acelgas.


    Pero hoy había conseguido medio kilo de arroz. Sin disponer de las cinco pesetas que el bandido contrabandista le pedía, sólo tenía su cuerpo como moneda de cambio. La propuesta hizo brillar los lujuriosos ojos del pirata que, casi al mismo tiempo que le pasaba los saquitos del apreciado cereal, con la otra mano se quitaba la bufanda, se desataba el cinturón y se bajaba los pantalones.

    Un minuto. No más de un minuto duró la ignominia. Suficiente para que Maruja quedase marcada tanto en su cuerpo como en su alma.

    Se arregló el vestido, se sorbió las lágrimas y se atragantó a la hora de tragarse el odio. Al menos mañana sus hijos comerían un plato de arroz con verduras caliente.

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  2. Por un plato de arroz

    “Hemos llegado a tal punto de pobreza existencial, de excesos de posesiones, que cualquier pequeñez, cualquier contratiempo, nos supone una lucha imposible contra nosotros mismos”. Eran las palabras que cada minuto impar asomaban a mi cabeza, mientras huía del frío escondiendo mi rostro tras los restos de lo que en su tiempo fue una bufanda; un regalo que para mí hoy sería imposible de corresponder.

    Esa declaración de pobreza, de lamentable existencia, había sido pronunciada por alguien que, sin duda, jamás se había visto obligado a realizar contrabando para poder saborear un plato frío de arroz al final del día.

    Vivimos en un mundo con distintas realidades, con distintas velocidades. Alguien para quien su principal problema es tenerlo todo, jamás podrá pensar cuánto puede llegar a necesitar.

    No puedo distraerme ahora, he de concentrarme. Veo al final del claro la meta de mi escapada y una sonrisa asoma a mis cuarteados labios. Un pensamiento alegre se apodera de todos mis pensamientos: “hoy he conseguido mi plato de arroz”.

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  3. AMOR DE CONTRABANDO

    Estoy perdiendo mi lucha diaria contra el reloj. Los minutos se aceleran, como si tuvieran prisa por huir de la esfera. Del reloj digo. Como si solo uno rigiera mi vida. Vivo tan obsesionada por la falta de tiempo que lleno mi vida de esos terribles monstruos que me miran fijamente y con su silencioso tictac me avisan acusadores.
    - El del salón: “El niño se ha ido sin bufanda porque ya eran menos diez”.
    - El del coche: “Has salido tarde, por esos cinco minutos el atasco te hará perder otra media hora”.
    - El de la cocina: “El arroz se te ha quedado duro porque no lo dejaste los veinte minutos de rigor”.
    - El despertador cuando me voy a la cama: “Para qué empezar el libro si en treinta segundos te vas a quedar dormida”.
    - El despertador cuando me levanto: “Ni un segundo más en la cama o jamás vas a poder ponerte esa mascarilla que tanto necesitas”.
    - Alarma en el móvil… ¿qué se me ha olvidado??????

    Las diez y veinte. Jueves. Es la hora. Ya suena “Amor de contrabando”. Qué bien canta Pasión Vega. Empieza Aguila roja. Que se pare el mundo. Que se pare el tiempo.


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