viernes, 28 de febrero de 2014

28 FEBRERO 2014

Viernes, 28 de febrero de 2014
[San Alercio, Santa Cira, San Hilario, Santa Marana, San Osvaldo de Worchester, San Román de Condat]




2002La Convención Europea inicia los trabajos de redacción de la Constitución Europea.
1983Se lanza por vez primera al mercado el CD.
1980Es aprobado en referéndum el acceso de Andalucía a la autonomía mediante el procedimiento del artículo 151 de la Constitución española.
1974Estados Unidos y Egipto reestablecen relaciones diplomáticas tras siete años
1958Constitución del Parlamento Europeo bajo la presidencia de Robert Schumann.
1953Los científicos James Watson y Francis Crick determinan la estructura química de ADN.
1935Wallace Carothers crea el nailon.
1922Egipto alcanza la independencia de Reino Unido.
1848Proclamación oficial de la República Francesa.
364Valentiniano I es nombrado emperador romano.

Hoy nos vamos a poner un poquito trascendentales. Sólo un poco, que no está el mundo para quitarse las pocas alegrías que nos quedan. Buscando el tema sobre el que centrar la entrada de hoy, descubrí que este día 28 de febrero, aparte de ser el quincuagésimo noveno día del año y que quedan 306 días para finalizar el año y ser el día de Andalucía (felicidades a los andaluces que nos leen), es el DÍA MUNDIAL DE LAS ENFERMEDADES RARAS.

Si ya es jodido tener cualquier enfermedad, sospecho que tener una enfermedad rara ya debe ser de lo peor.

Las enfermedades raras son aquellas que tienen una baja incidencia en la población. Para ser considerada como rara, cada enfermedad específica sólo puede afectar a un número limitado de personas. Concrétamente, cuando afecta a menos de 5 de cada 10.000 habitantes.

Sin embargo, las patologías poco frecuentes afectan a un gran número de personas, ya que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen cerca de 7.000 enfermedades raras que afectan al 7% de la población mundial. En total, se estima que en España existen más de 3 millones de personas con enfermedades poco frecuentes.

Por esta razón, cualquier persona puede sufrir una patología poco frecuente, en cualquier etapa de la vida. Os dejo el enlace a la Federación Española de Enfermedades Raras.

En fin, volvamos a la parte más lúdica de este blog con nuestras nuevas cinco palabras:

SALADO
HIPNOTIZAR
DESHIELO
CONGRESO
BRASILEÑA

¡A por ellas!

NOTA: Por cierto, ¡¡¡¡ HEMOS LLEGADO A LAS 10.000 VISITAS !!!!

3 comentarios:

  1. Una brasileña más entre la multitud

    Brasil!!! Es un país que siempre irá en mi corazón. Te hipnotiza, su gente, su alegría, su color.
    Llegas a sus ciudades y el deshielo ya lo notas en todo tu cuerpo. Es inevitable, la música el ritmo te transforma de tal manera que puedes llegar a parecer otro. No es que de repente te conviertas en una brasileña autóctona, hay cosas que no son posibles. Demasiado del norte para vivir como ellos, pero de repente parece que tienes más gracia en tus andares.

    Era carnaval, como estábamos en el Congreso anual de empresa es inevitable que te lleven y te traigan para conocer lugares especiales. Es cierto que hacía años en mi último viaje a Rio, un amigo brasileño nos llevó a un garaje donde ensayan los bailes del carnaval.
    Como no, tengo la foto todavía vistiéndome junto con Marta para la ocasión. No parecía tan salada como ellos. Todo lo contrario, parece que tus movimientos son robóticos y rectos.
    En esta ocasión, los inicios fueron parecidos.
    Nos entregaron máscaras y adornos pero conseguí meterme en el papel. La música me dominaba y mis pies comenzaron a seguir el ritmo.
    Terminamos bailando y formando parte de la comitiva. Disfrutando tanto que la alegría nos dominó a todos.
    Qué bueno es conocer otros mundos, otras gentes que consiguen sacar de ti emociones desconocidas hasta ese momento.

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  2. CONGRESO DEL FIN DEL MUNDO

    Refugiado en mi cómodo sillón, aislado del exterior. La copa de gintonic licuando la humedad del ambiente, descendiendo hasta la base auténticos ríos de deshielo que terminan mojando el posavasos de la mesita auxiliar. Perdida la mirada en la línea del horizonte. Enfocada la vista en el punto de fuga que ofrece la perfecta postal marina que proporciona el ventanal de mi casa sobre el bravo mar Cantábrico.

    Hipnotizado, como solo puede hipnotizarse la gente que ha visto nacer una tormenta sobre este mar cariñoso y salvaje; viendo como las olas comienzan a elevarse rompiendo en su cresta un pequeño mechón de espuma salada; como las amenazantes nubes se arremolinan y se juntan al fondo; como el viento ulula y empuja cada vez más fuerte sobre la cristalera protectora; como el azul del cielo de hace unos instantes se torna blanco, pasando a gris claro, para que, al fondo del mar, allí donde habitan los más peligrosos monstruos del averno, aparezcan las nubes más intimidantes y obscuras, plomizas, casi gris marengo. Aparecen los primeros centelleos brillantes de los rayos y tras un buen rato, lo que confirma que la tormenta aún está lejos, el sordo retumbar de los truenos.

    Probablemente sea la ciclogénesis o el maldito calentamiento global pero no había visto en mi larga vida en el mar una tormenta semejante, aún en la lejanía. Cerré los ojos aún con la visión de los densos nubarrones, los amenazantes relámpagos y el estruendo de los truenos empezaba a parecerse a las trompetas del Apocalipsis. Estoy convencido de que si algún día viniese el fin del mundo, empezaría así.

    Una llamada me sacó de mi concentración. Maldiciendo por no haber dejado el teléfono más a mano, me levanté pesadamente del sillón mientras el zumbido incesante y molesto de la llamada seguía atronando la tensa calma de la habitación.

    - ¿Dígame?
    - Buenas tardes, quisiera hablar con el dueño de la casa.

    "Maldita sea. ¿Me han jodido el momento mágico para hacerme una oferta de telefonía?". Una vez dominadas las ganas de colgar y vencido por la suave y aterciopelada voz con acento brasileño de la teleoperadora, traté de darle una oportunidad:

    - Yo mismo.
    - Perfecto, mi nombre es Rosángela y soy una hembra de guacamayo azul. Le llamo desde el congreso de aves exóticas mundial que celebramos de manera extraordinaria por la llegada del fin del mundo desde Brasil. ¿Tiene usted pensado abandonar su casa por aire para tratar de buscar la salvación?

    No podía creer lo que estaba escuchando... ¿Me estaba llamando un pájaro? ¿Congreso mundial de aves? ¿Fin del mundo?

    - ¿Fin del mundo? - acerté medio balbucear - ¿qué clase de broma es esta?
    - Siento que lo considere una broma, pero esto es realmente muy serio. Lo dicho... ¿Tiene usted pensado abandonar su casa por aire para tratar de buscar la salvación?
    - No... no... sinceramente, no lo sé... Supongo que sí, claro, ¿qué otra manera hay de salir rápidamente de aquí si no es volando?
    - Pues como representantes y expertos que somos las aves en este congreso, con alta experiencia en vuelo y planeo, le insto a que se ciña a los horarios, altitudes y rutas aéreas disponibles que le voy a pasar a enumerar en aras de no saturar el espacio aéreo mundial. ¿Puede tomar nota?
    - Sí, claro espere un momento - empecé a rebuscar un papel y algo con lo que poder escribir.
    - Por favor, apúrese pues el fin del mundo no espera y tenemos mucho que trabajar para asegurar el control del espacio aéreo.

    Los cristales del ventanal retumbaron con el último trueno y un escalofrío me recorrió la espalda sacudiéndome los hombros. "Oiga, oiga". No había nadie detrás de la línea telefónica. Solo un mensaje en la pantalla indicaba "Llamada finalizada"...

    La tormenta ya cubría completamente el cielo. Las gruesas gotas de lluvia chocaban con fuerza contra los cristales y el viento las zarandeaba de un lado a otro de la calle.

    ¿Sería este realmente el fin del mundo? Si así fuese tenía claro que no podría huir volando, pues no había llegado a apuntar cual debía ser mi ruta de escape.

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  3. DEMASIADO SALADAS

    Hace mucho, pero mucho calor. Un calor inusual a pesar de estar en verano. Tengo sed y en mi copa, la cuarta, ya sólo quedan las bayas de enebro y un resto de cubitos que agito mecánicamente para acelerar el deshielo, al ritmo de los aleteos nerviosos de un bellísimo ejemplar de guacamayo azul del que no puedo apartar los ojos, hipnotizado por su habilidad para dedicarse durante las dos horas que llevo aquí a mantener lo que parecen conversaciones muy serias con interlocutores que va sacando de una lista que va tachando a medida que va colgando el teléfono. A su izquierda un ruiseñor de Japón, y a su derecha una cotorra de Kramer realizan el mismo rito. Cuando la Sociedad Brasileña de Ornitología decidió enviarme a este Congreso como representante del Grupo de Aves Exóticas no esperaba encontrarme con tamaña actividad para organizar el fin del mundo. Voy a retirarme a mi jaula. Creo que las pipas saladas me han sentado mal.

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