viernes, 10 de julio de 2015

10 JULIO 2015

Viernes, 10 de julio de 2.015
[Santa Amalberga, Santa Anatolia, San Apolonio de Sardes, San Bianor de Pisidia, San Cristóbal, San Pascario de Nantes, San Pedro Vincioli, Santa Segunda, San Silvano, Santa Victoria]



2002El profesor francés Michel Brunet halla el cráneo y la mandíbula de una especie de homínido desconocido hasta ahora. «Toumaï» es el último ancestro entre los chimpancés y los seres humanos.
1991Boris Yeltsin es elegido presidente.
1985El estado francés, a través de sus servicios secretos, ordena el hundimiento del buque de la organización Greenpeace, Rainbow Warrior, provocando la muerte del fotógrafo portugués Fernando Pereira.
1982Entran en vigor los Estatutos de autonomía de la Comunidad Valenciana, de La Rioja y Murcia.
1973Bahamas se independiza de Gran Bretaña
1940Nacimiento de la III República francesa.
1927El general José Sanjurjo da por terminada la guerra de Marruecos.
1883La decisiva victoria chilena sobre la resistencia peruana en la Batalla de Huamachuco pone fin a la Guerra del Pacífico.

¡¡ Bien por mí !! Hoy he conseguido poner la entrada en el blog a tiempo.

Esta semana realmente ha sido estas de las que dices: "joder, ¿ya es viernes?"... se me ha pasado el tiempo volado. Mucho trabajo, muchas cosas que hacer, y poco tiempo para todo.

En fin, que al menos esta vez me he acordado y he conseguido sacar un ratito para poner la entrada semanal y las nuevas cinco palabras... ahí van:

CASUALIDAD
INFIERNO
CONCURSO
PROBLEMA
HERIDA


"La escritura no es producto de la magia, sino de la perseverancia."
Richard North Patterson

2 comentarios:

  1. Una casualidad o una realidad?

    La mayor parte de las personas pueden pensar que casi todo son casualidades, sin embargo yo he crecido creyendo en las señales. A veces podía estar agobiada, pendiente de tomar una decisión en algo que fuera prioritario, definitivo y el miedo, la duda o no tener claro que deseaba realmente me sumergía en un infierno. No podía pensar en otra cosa, pero no era fácil tomar la decisión, pros y contras, alegrías-tristezas, deseos-responsabilidades…
    Esto podía convertirse en un problema del que querer huir o una herida de difícil cicatrización.
    Otras se podía convertir en un concurso, la suerte está echada, si pasa un coche con tres 7 en la matrícula entonces le llamo si no pasa, es que no debo llamarle.
    En otras ocasiones esas señales precedían a la decisión.
    Como me llamó y me hizo sonreír me conquistó y ya sólo pude acompañarle a la cena.
    En una ocasión, gracias a un sueño comencé a fijarme en alguien. Un día me desperté por la mañana dispuesta a ir a trabajar a toda velocidad como solía pasarme siempre. Pero durante un instante me di cuenta, fui consciente del sueño de la noche anterior. Y desde entonces siempre he confiado en él, en mi Nacho. Siempre he sabido que es alguien importante para mí. Y hoy después de tantos años sonrío al recordar aquel despertar.
    Los presentimientos qué son? Son casualidades, deseos, miedos o quizás fenómenos incomprensibles que pueden dar tanto miedo que a veces te bloquean.
    Para mí, son avisos. Te avisan de qué algo importante va a ocurrir. Te ponen alerta. No tiene que ser algo malo. Pueden ser cosas, sucesos sorprendentes que te hagan despertar. Activan todos tus sentidos para que seas capaz de prestar más atención a todo eso que está ocurriendo, para que nada se te escape. Un pequeño gesto en alguien puede arreglarte el día y cuando llega la noche comprendes que siempre puedes encontrar algo especial si te lo propones.
    Normalmente, al presentir algo me pongo nerviosa, pero cuando surge de mí una actitud valiente, sonrío y me siento tan bien que aunque el resultado no sea el mejor del mundo siento que ha merecido la pena.
    Creo que en las señales, de los dioses de tus antepasados de ti mismo. No importan por qué surgen, lo importante es que te mueven por caminos mágicos, inexplicables. Te hacen perder un poco la razón y eso a veces es muy necesario.

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  2. CHORICITOS AL INFIERNO
    De todos los restaurantes de todos los pueblos de todo el mundo quiso la casualidad que tú entrases en el mío. Porque sé que eres tú, que solo tú podrías pedirle al maître que le preguntase al chef de uno de los locales más caros del país si aún prepara choricitos al infierno ¡En el infierno es donde deberías estar tú, que aun te añoro, y te odio por ello!
    - ¿Algún problema, chef?
    El maître me mira extrañado. La templanza, la sangre fría que me caracteriza, se ha escurrido por algún sitio y me ha abandonado. Probablemente se haya filtrado por la herida que me dejaste, que cerró en falso y que ahora, con esas tres palabras, has vuelto a abrir.
    Todo se mueve. Me apoyo en la mesa caliente y me quemo las palmas de las manos, pero eso no lo sabré hasta mañana, cuando se me pase el efecto del shock en la fría sala de un hospital donde una enfermera amable que conoce mi cocina me vende y alabe las recetas de mi último libro.
    Mientras estuvimos juntos tú nunca alabaste otra receta que no fueran los choricitos al infierno. Ni la merluza, ni el solomillo Wellington, ni mi famosa pularda confitada en amor mediterráneo a la sombra de un ciprés. No te impresionaron mis medallas de oro (¿te dignaste a probar mi avalancha de sirena varada entre dos tierras?) mis menciones (apenas levantaste una ceja ante las abrumadoras críticas de mis buñuelos rellenos de oxígeno, nitrógeno y argón, sin forma definida, ni color) ¿Acaso me acompañaste al recoger el primer premio del CONACINES (Concurso Nacional de Cocina Innovadora y Estrafalaria)? ¡¡NO!! Tu solo pensabas en los choricitos, siempre los choricitos ¡¡malditos seáis tú y los choricitos!!
    - No, no, Jean Claude, no hay ningún problema. Yo me encargo.
    He pensado en huir por la puerta de atrás, en ir a visitar a la Virgen, en llamar a mi madre, a mi hermana y a mi primo el del zumo. Pero no. Me has encontrado y voy a ser valiente. Soy uno de los tres mejores chefs de este país (que no lo digo yo, que lo dicen los demás), cobro más de quinientos euros por menú (IVA no incluido), inspiro a cientos de personas para que sigan mis pasos, soy portada de revista e invitado en programas de televisión casi a diario. Voy a dar la cara. Voy a decirte que dejé de preparar los choricitos al infierno el día en el que saliste por la puerta de mi restaurante, porque solo pensaba en ti y cocinarlos me volvía loco. No devolvías mis llamadas, no contestabas mis cartas, mis correos, mis whatsapp (todos con doble check azul) ¿Por qué nunca regresaste? Yo te necesitaba tanto, y aún hoy…
    Tiemblo.
    Ante la mirada flemática de mi maître y el estupor de mi plantilla aparto las manos de la mesa caliente (aún no sé que me las he quemado), lanzo un rugido (“No os detengáis, los clientes quieren comer!”) y salgo a la sala.
    ¿Ha sido un cañonazo o es el corazón que me late? Ahí estás, sonriente, clavando en mis ojos tus ojitos azules. Apenas has cambiado en estos años. Me acerco, te levantas, me tiendes la mano.
    - Hola, Genaro.
    Me sigues resultando absolutamente irresistible. Me ruborizó como un tonto, y no puedo evitar sonreír también, y me rindo.
    - Hola Chicote.
    Presiento que éste será el principio de una bonita amistad.

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