viernes, 18 de octubre de 2013

18 OCTUBRE 2013

Viernes, 18 de octubre de 2013




1904Chile y Bolivia, acaban con sus antiguas discrepancias con la firma de un tratado.
1759Carlos III llega a España para tomar posesión del trono.
2004Valentino Rossi gana el mundial de MotoGP y Dani Pedrosa se convierte en el piloto más joven del mundo campeón de 250 cc.
1998El ex dictador Augusto Pinochet es arrestado en una clínica de Londres por la policía británica a petición del juez Garzón.
1996El presidente ruso Boris Yeltsin despide a Alexander Lebed tras sólo 4 meses como jefe de seguridad.
1994Jordania e Israel inician un tratado de paz para acabar con 46 años de guerra.
1991La OTAN aprueba la eliminación del 80 % de su arsenal nuclear en Europa.
1986El Comité Olímpico Internacional concede a Barcelona la organización de los Juegos Olímpicos de 1992.
1985Primer sorteo de la lotería primitiva.
1979Teresa de Calcuta, fundadora de las Misiones de la Caridad, recibe el Premio Nobel de la Paz.
1956Se inaugura en Gran Bretaña la primera central nuclear del mundo.
1951El canal de Suez es ocupado por los británicos.
1923Movimiento popular en Filipinas contra la dominación de Estados Unidos.
1922En Roma se produce la marcha fascista.
1919Se inaugura la primera línea de metro en Madrid, España.
1912Bulgaria, Serbia, Grecia y Montenegro declaran la guerra a Turquía.
1911Aprobadas las bases para la Mancomunidad en Cataluña.

Esta nueva entrada va completamente dedicada (él sabrá porque) así que volvemos a las andadas de tener una palabra fija y cuatro aleatorias. ¿Adivináis cual es la que no se ha generado aleatoriamente?

FLEQUILLO
MOSQUITERO
ENTUMECIDO
PUNTO
PURIFICADOR

Sin más que contar.... ¡¡¡ Al turrón !!!


6 comentarios:

  1. EL BAÑO PURIFICADOR

    Sí, lo sé. Nunca he sido una buena fotógrafa. Nunca he tenido un don especial para encuadrar imágenes y mucho menos para manejar cámaras de fotos que tuviesen más de un botón. Pero todo fue tan rápido. Me dio el punto y me compré la cámara Reflex más completa que pude encontrar. Me leí varios manuales de fotografía recreativa de la naturaleza, y Google me doctoró como una auténtica fotógrafa, digna del National Geografic.

    La otoñal tarde era fresca pero agradable. Cargué mi flamante cámara y me dirigí al bosque cercano. Las aguas del arroyuelo favorecían la aparición de insectos y me darían más oportunidades de fotografiar a los pajarillos que se pudiesen alimentar de estos bichitos. Encontré un sitio fantástico entre unos arbustos y allí establecí mi puesto de vigilancia.

    El otoño es perfecto para fotografiar aves, en pleno proceso migratorio hacia el sur. Busqué en internet y decidí que mi objetivo era fotografiar al mosquitero común. Es cierto que no es un ave muy vistosa, pero en mi investigación previa me sorprendió que este pajarillo de solo seis gramos de peso, es capaz, para defender su nido, de atacar a comadrejas o a pájaros que pesan veinticinco veces más que él.

    Se parece tanto a mí, es como la Esteban: “yo por mi hija maaaato”. Fue por eso por lo que decidí hacer un reportaje fotográfico a este simpático pájaro y tomarle como mi símbolo vital.

    Y ahí estaba yo, con mis mejores galas para pasear por el campo, pantalón y camiseta de colores tierra y verdes apagados; con mi pelo recogido en una coleta resaltando el flequillo que caía curvado sobre mí frente. Monté la cámara sobre un trípode y preparé toda la parafernalia de disparadores automáticos para que nada fallase en el momento que apareciese el animalillo.

    Dos horas después tenía el cuerpo agarrotado de mantener la misma posición. El astuto pajarillo no quiso aparecer y, no sé si mantener la posición tanto tiempo, el ruido constante del agua del arroyo, o el calor que daba la ropa del Coronel Tapioca decidí tomar un baño purificador en un pequeño remanso del arroyuelo.

    Ni corta ni perezosa, miré a mí alrededor y al no divisar a nadie por la zona, me deshice de toda mi ropa de camuflaje. Sonreí al comprobar que también había elegido unas braguitas y un sujetador verde pardo. También me las quité y decidida entré en la pequeña poza no más grande que un jacuzzi. El frío del agua revitalizó mi entumecido cuerpo y disfruté como una niña.

    Nunca he sido una exhibicionista, ni tan siquiera había practicado naturismo antes de ese día, pero el bosque, la quietud y la soledad me empujaron a hacerlo.

    Cuando volví a mi escondite descubrí que la cámara había desaparecido. Sin duda, alguien había disfrutado de mi espectáculo nudista en el rio y seguro que había conseguido una buena cantidad de fotos con MI cámara.

    Así que aquí estoy yo. Buscando celosamente mi intimidad por internet, porque estoy convencida de que más tarde o más temprano, el ladrón vojeur colgará las fotos en las redes sociales… MIS FOTOS. Y de igual manera que ataca el mosquitero común, en ese momento atacaré con todo lo que sepa o pueda. Porque yo por lo mío y por mi intimidad… maaaato.

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  2. MI REINO POR UNA MOSQUITERA

    No sé cómo he accedido a venir aquí. El amor tiene cosas incomprensibles. Esa preciosa morena que se encuentra frente a mí, totalmente concentrada, con los ojos cerrados bajo el flequillo despeinado, manteniendo sin esfuerzo como una estatua la postura del loto desde hace tanto que a mí se me han entumecido las piernas, el culo, los brazos y creo que hasta las orejas, tiene la culpa. Entre arrumacos me convenció del efecto purificador que provocaría en mí asistir a esta sesión de iniciación al yoga, que tras el ridículo de intentar seguir sin éxito las instrucciones para retorcerme de una forma muy poco elegante, termina con esta sesión de meditación en la que inmóvil, en mitad del campo, en un punto indefinido de la Comunidad de Madrid al que no sabría volver y en el que además de la estera y el cojín que me entregaron al llegar, deberían habernos facilitado una mosquitera, los bichos me están comiendo vivo. Creo que con cada gota de sangre que se llevan mi nivel de amor se reduce. No sé cómo voy a conseguir levantarme, yo ya no estoy para estos trotes.

    Lo de la meditación no entra en mi hoja de ruta, no creo que mis pensamientos se parezcan en nada a lo que esté pasando en este momento por la mente de ninguno de los que nos rodean, tan serios, tan como mirando para adentro para descubrir su verdadero yo. Yo conozco perfectamente cuál es el mío. Lo mío son los partidos del Madrid, los cubatas en garitos atestados, las comidas de gourmet y, como mucho, un partidito de pádel con los amigotes para poder declarar en la revisión anual de la empresa que hago deporte regularmente sin mentir demasiado. Y por supuesto, disfrutar con la morena o la rubia de turno, sin despreciar tampoco a castañas o pelirrojas, que uno ya no está para escoger demasiado.

    Vaciar la mente y no pensar en nada. No, definitivamente no. Pienso en una birra bien fresquita, en rascarme sin piedad, en que termine este hormigueo en todo el cuerpo y no hacer demasiado el ridículo al ponerme en pie, en volver a la civilización y mentirle como un bellaco a la nena sobre lo mucho que me ha gustado la experiencia y tras recibir el premio que esperaba al aceptar acompañarla, dejar de verla de la manera menos traumática posible. Una pena, porque si hay algo que aprecio de estas prácticas imposibles para mí es la flexibilidad que ella sí ha desarrollado y que nos ha hecho pasar tan buenos ratos. Pero no podría soportar tener que repetir esta experiencia y ella parece muy empeñada en ello. Está claro, nada es perfecto.

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  3. Aire purificador

    Me desperté y al girarme mi brazo tropezó con alguien. La verdad tiene su punto, eso de no saber dónde estas, con quién estas y de quién será esta cama...
    Al intentar volver a la realidad, con movimientos lentos y precisos ya que mi cuerpo parecía entumecido y demasiado enredado entre sábanas y ropas. Y comprobado ya que sola no estaba, no me quedó más remedio que rezar mientras me mordía el labio para controlar mi respiración.
    Cuando ya creía que había despejado toda la ropa, al abrir ese mosquitero que cubría la cama, resoplé y el flequillo se movía de nuevo. Mi mano a la cabeza, pelo revueltisimo, madre que bebí ayer? Qué dolor de cabeza...
    Desnuda me dirigí al balcón, llenando un vaso de agua abrí las puertas y ese aire purificador me hizo respirar profundamente.
    Me puse una camisa de hombre demasiado grande para mi. Perfecto, me largo de aquí.

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  4. PUNTO Y FINAL

    Sí, sí, sí... Por fin lo hice... Casi no lo cuento. He estado a punto de no poder salir, pero finalmente solo se me ha chamuscado un poco el flequillo y tengo las articulaciones un poco entumecidas del esfuerzo. Pero ha merecido la pena.

    Desde la calle veo como las persianas de plástico se retuercen y las mosquiteras se deshacen por el calor. El humo se eleva sobre las azoteas y las llamas del fuego purificador aparecen por las ventanas.

    Sí, sí, sí... Lo hice. Toda mi antigua vida arde en el interior de esa casa que ya no era mía. Y con lo que una vez llegó a ser mi familia DENTRO.

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  5. ENCONTRAR EL PUNTO

    Estoy buscando el punto...ese que dicen que tienen las mujeres. Pero el flequillo me lo impide. Se me va de un lado a otro y me resulta realmente incómodo.
    "Me estás poniendo nerviosa", me repite ansiosa mi chica, pero yo casi ni la escucho entre tanto gemido y gritito. Sigo a lo mío, buscando ese punto.
    La mosquitera tampoco ayuda en exceso, pero hace mucho calor en la habitación y así me aisla un poco. El fuego interior me quema y necesito aire purificador para no asfixiarme en el intento. Tengo todo el cuerpo entumecido del esfuerzo, pero yo sigo a lo mío, mientras mi chica parece que disfruta viéndome como rastreator. "No pararé hasta encontrar ese famoso punto", me jaleo para animarme. Tengo que encontrarlo como sea.

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  6. ENCONTRAR EL PUNTO (Versión femenina)

    ¡Lo he encontrado!, me repite mi chico después de una intensa búsqueda. A veces pienso que le falta un verano, o un invierno o todas las estaciones juntas. Lleva varios minutos hablando solo. Dice que tiene que encontrar el punto. Por más que le digo que no se afane en su búsqueda, que ya lo ha encontrado, no me hace caso.
    Me hace cosquillas con su flequillo, mientras intento aguantar el tipo para no reírme. Estoy segura que como me entre un ataque de risa en estos preliminares tengo que ir corriendo al baño. No sé qué está haciendo. Le digo que parece rastreator y me dice que no le distraiga, que se pierde.
    Yo le dejo que siga buscando, mientras muevo discretamente con la puntera del pie la mosquitera. Hace mucho calor en la habitación y necesito respirar. ¡Aire purificador!, me grita mientras me pregunta si ha habido alguien que antes que él encontrara ese punto. Yo me reservo la respuesta. Hago como que no le oigo. Tengo todo el cuerpo entumecido. Como no deje de enrredar, voy a acabar pasando la noche en el servicio. A este chico le falta un verano, o quizá más de uno. Él, mientras tanto, sigue buscando. AAYYYYY!!!!!!!!

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