jueves, 3 de abril de 2014

04 ABRIL 2014

Viernes, 04 de abril de 2014
[San Agatópodo, San Benito de Palermo, San Cayetano Catanoso, San Pedro de Poitiers, San Platón de Constantinopla, San Teódulo]



199721 países del Consejo de Europa suscriben el convenio sobre Derechos Humanos y Biomedicina, que incluye la prohibición de clonar seres humanos.
1975Bill Gates y Paul Allen fundan la empresa de software Microsoft.
1969Primer implante de un corazón artificial en la clínica San Lucas de Houston Texas, EEUU.
1958Surge el movimiento pacifista con una manifestación en Londres de 10.000 personas contra la bomba atómica.
1949Doce países firman en Washington el Tratado del Atlántico Norte, creando así la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)
1926Regresan triunfantes los tripulantes españoles del hidroavión Plus Ultra, tras atravesar el Atlántico sur.
1854Boda, en Viena, del emperador Francisco José I de Austria con Sissi.
1849Austria incorpora Hungría a su Imperio, lo que daría lugar en 1867 al Imperio Austrohúngaro.
1847Se inaugura el Gran Teatro del Liceo de Barcelona
1585Sir Francis Drake completa su circunvalación de la Tierra. Es el primer inglés en conseguirlo, 60 años después de Juan Sebastián Elcano.
1541San Ignacio de Loyola es elegido primer general de la Compañía de Jesús.
1525Carlos I declara cristianos a los moriscos, lo que genera una sublevación de éstos.
1460El Papa Pío II funda la Universidad de Basilea, en el norte de Suiza.

Anhelantes y esperanzados, como todos los viernes, esperamos encaramados a nuestro ordenador, tablet o teléfono, con una flor entre las manos, que salga por la puertecita del reloj del tiempo una nueva entrada de los Cuentos Casuales...

... y puntual, aparecen las nuevas cinco palabras de esta semana.

ESPAGUETIS
LUPA
DISFRAZ
FLOTAR
CHINCHE

A partir de ahora son todas vuestras... a vuestra disposición para generar las más impresionantes historias.

3 comentarios:

  1. Buscando con Lupa

    La escena era un poco surrealista, entraba por la puerta de este palacete medieval ubicado en medio de ninguna parte. Se suponía que allí me iba a encontrar con el supuesto testigo del crimen. Alguien que hace varias décadas en su juventud, presenció el asesinato del padre de mi cliente. He tardado más de 3 meses, en llegar hasta aquí. Estoy intrigado por saber cómo fueron capaces de dejarle morir sin hacer nada.
    Supongo que en aquellos años, la cobardía estaba en los corazones de casi todos, y nadie era capaz de defender, las injusticias que pudieran ocurrir en una aldea tan pequeña como esta.
    Me dirijo a una especie de salón donde parece que puedo esperar. Miro a mi alrededor, podría ponerme a leer las últimas noticias en mi ipad, pero viendo el escenario en el que me encuentro me dedico a observar.
    Una mujer anciana leyendo con su lupa un periódico actual, un hombre sentado en una mesa comiendo unos espaguetis, una especie de camarero o dueño del lugar que se acerca hacia mi.
    -Buenas tardes Señor, ¿puedo ayudarle en algo?
    -Buenas tardes, estoy esperando a un caballero.
    - ¿Está alojado aquí? Replica
    - Pues no sabría decirle, sólo se que he quedado con el Señor Fernández Manso a las 18:00 p.m
    - Desea tomar algo mientras tanto? El Señor Fernández Manso es el dueño de este lugar.
    - ¿Podría traerme una cerveza bien fría por favor?
    - Si ahora mismo
    Pasan los minutos, y sigo observando a mi alrededor, el ambiente es antiguo. Flota en el aire un no sé qué rancio en todo lo que veo.
    Un sitio tan bonito no debería transmitir esta sensación. La vieja me miraba con la lupa cada cierto tiempo, y el hombre de los espagueti hace lo mismo. Sin cambiar sus expresiones, cada cierto tiempo ambos dirigen sus miradas hacia donde yo me encontraba.
    Apareció una niña con lo que podía ser un disfraz algo viejo y sucio. No cuadraba su cara con su atuendo. Quien será esta criatura me preguntaba mientras la niña se acercaba hacia mi con una mirada triste ausente.
    Cuando estaba a mi lado, un olor a naftalina llegó a mi nariz. Odio este olor, me recuerda cuando subíamos al desván y vaciábamos los viejos baúles de mi abuela. Lleno de chinches y viejos ropajes de la época. Supuse que esta criatura había hecho lo mismo. Sacar ese vestido de algún sitio recóndito de este caserón.
    La niña me miró fijamente y dijo,
    -Mi abuelo tardará un poco en llegar, pero si yo fuera usted no le esperaría. Hoy esta de muy mal humor y puede pasar cualquier cosa.
    La vieja de la lupa nos miró a ambos y mirando a la pequeña,
    - le dijo cállate y vete de aquí.
    Al escuchar su voz se me erizó el bello, que ganas de largarme de este lugar.
    Una idea se me pasó por la cabeza en ese instante;
    Este hombre será testigo o asesino?

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  2. HISTORIA BAJO UNA LUPA

    “Cuéntanos un cuento abuelo, cuéntanos un cuento”. Los chiquillos revoloteaban alrededor del anciano, que se mantenía impasible sentado en su mecedora.
    “Un cuento de bichos, un cuento de bichos”. El abuelo carraspeó y se acomodó en su asiento mientras los nietos se empezaron a sentar alborozados a su alrededor.
    Volvió a carraspear, se adelantó para despeinar de una caricia el pelo del más revoltoso y en el mismo movimiento colocar un mechón detrás de la oreja de la nieta más pequeña. Dio una profunda calada a su pipa y exhaló una bocanada de humo que flotó en el aire, elevándose en hilos infinitos, como espaguetis grises colgados del techo.
    Miró a cada uno de sus nietos a los ojos, manteniendo la mirada de cada uno de ellos, generando un silencio sepulcral que sirvió para mantener la atención de los gurruminos y crear el ambiente propicio para uno de sus geniales relatos.

    “Esta historia ocurrió cuando yo era muy pequeño, casi, casi en la prehistoria.
    Estaba en el jardín de mi casa observando todos los bichos que caían bajo mirada atenta de mi lupa. Veía las hormigas como auténticos soldados marchando en formación; las mariquitas como rubíes manchados mordisqueando los bordes de las hojas; los gordos y blandengues gusanos tejiendo su capullo para ocultarse del mundo y ponerse el delicado disfraz de mariposa.
    Y precisamente en ese momento es cuando vi la historia entre bichos más asombrosa de mi vida…”

    Se acercó a las caras alucinadas de los niños y mantuvo un silencio que impacientó a los niños, pero educados y expectantes con el relato de su abuelo, esperaron a que este continuase.

    “… De una de las crisálidas salió la mariposa más hermosa y bonita del mundo. Era tan bonita que había ganado tantos concursos de belleza en su corta vida que se había vuelto superficial y vanidosa. Tanto, que un día, la cucaracha se hartó de sus desdenes y decidió darle una lección.
    Se plantó ante la mariposa y delante de todos le dijo que no era tan hermosa como ella se creía, y que ganaba los concursos porque los jurados estaban amañados y que todos en el jardín sabían que la más bella era la cucaracha.
    Enfurecida y entre risas le dijo – a ti te gano un concurso con el jurado que tú quieras – la cucaracha, antes de que su rival se arrepintiese, aceptó.
    Llegó el día de la contienda y todos los bichos del jardín fueron a ver el concurso. La mariposa iba ufana y confiada hasta que vio la composición del jurado. Cucarachas, lombrices, escarabajos y chiches se apelotonaban para sentarse en primera fila. Todos ellos preferían el aspecto rastrero y el mal olor de la cucaracha, que ganó el concurso claramente, dejando a la pobre mariposa tan llorosa y humillada que nunca más participó en otro concurso de belleza.
    Pero le sirvió de lección, pues en las dos semanas de vida que le quedaban, se presentó a otro concurso, esta vez de humildad, y en este caso lo ganó de manera apabullante.”

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  3. ¡NO ME CHINCHES!

    ¡Mamá, mamá!, ¡Jaimito me está chinchando!. ¡Vas a ir a mamá!, dijo lloroso Jaimito.
    ¡Jaimito, no chinches a tu hermano!. ¿No ves que llora?
    ¡Es que él me chinchó antes, mamá, te lo juro. Él me chinchó antes!, respondió enfurruñado Miguelito.
    ¡Jaimito, Miguelito, ¿queréis amigaros de una vez!. ¿No veis que mamá está ocupada?.
    ¡Pues vas a ir a papá!
    ¡Y tú!
    ¡¡¡¡Te prohibo que cojas mis coches!!!!!
    ¡¡¡¡Pues yo no te voy a dejar nunca más, nunca, nunca mis robots!!!!
    ¡¡¡¡No los quiero!!!
    ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Papáaaaaaaaaaaaaaaaáaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!
    ¿Qué pasa, hijos?, preguntó por encima de la lupa mientras leía o intentaba leer las noticias el padre.
    ¡¡¡¡¡¡¡¡¡Jaimito me está chinchandoooooo!!!!!!!!!
    ¡¡¡¡¡¡¡¡¡Eso es mentira!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    ¡Los dos, váis a ir a vuestra madre!. ¡Manuelaaaa, tus hijos mira a ver si ves que les pasa!. ¿Es que en esta casa uno no puede ni leer tranquilo el periódico?
    ¡Ah. ¿Ahora son mis hijos?!, contestó furiosa, desde la cocina, Manuela.
    ¡Ahora mismo, los dos a la habitación. Castigados!, fue su respuesta. Contundente. Y sin cenar los ricos espaguetis que les había preparado. Así tendrían más hambre al día siguiente. En el ambiente se mascaba la tragedia. Se podía palpar a distancia. No había nada peor que no dejar a su marido leer tranquilamente las noticias. Se ponía su disfraz de ausente y no quería saber nada de la familia. Ni aunque cayera encima la casa se distraía. Ni aunque sus hijos rompieran la paz familiar. Había noches que era insoportable. Los niños estaban cansados a esas horas y eran inaguantables. Pero por el día era distinto. Eran un encanto. Se parecían mucho al padre. De noche, era una tormenta. Y de día, era la calma. Podía flotar como en una piscina. Era demasiado para ella. Pero se metería ahora en la cama y se tomaría una pastilla. De esas fuertes. Para roncar. Quería olvidarse del mundo. De Jaimitos, Miguelitos y del hombre que de día era la calma, y de noche la tormenta. Mañana sería otro día.

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